Nury johanna Salazar
Mosquera Profesora Institución Educativa El Salvador |
Llegó el último año de mi carrera de licenciada en Ciencias Sociales y sentí la satisfacción más grande por esa meta tan
luchada a la que ya iba a llegar, donde perecería un ciclo pero inmediatamente
se abrirían las puertas del otro. El último año donde me daría cuenta si había
estudiado lo que en realidad me gustaba y me llenaba como persona, no era cuestión
de rentabilidad sino de disfrutar el compartir lo que “sabe” con esos enanos de
estatura pero gigantes de corazón que día a día harían de mi quehacer toda una
gran aventura.
Llegar a una institución totalmente
desconocida, no saber quiénes serán tus compañeros de trabajo y mucho menos
quiénes serán esos enanos con los que compartirás todo un año escolar, es algo
atemorizante, pero a la vez algo encantador. La adrenalina aumenta cuando llega
el momento de conocerlos; entrar a su güarida (aula) es llegar a una dimensión
desconocida; ver allí sentados 40 enanitos, cada uno con características
diferentes, colores, rostros, contexturas, entre otras cosas pero sobre todo, mundos
diferentes, todos con sus propios intereses.
Tienes en tus manos no solo la formación de tu
vida sino la responsabilidad de ayudar a formar la de 40 enanitos que se
quieren devorar el mundo entero con un solo mordisco, que sueñan, que tienen
ilusiones y una visión de la vida, de la sociedad, de lo que es bueno, de lo
que es malo, de lo que es lindo y de lo que es feo, etc. Es una visión muy
diferente a la tuya, que no solo eres la profe para ellos, sino el parcero, el
compañero o como lo quiera llamar, eres esa persona que no solo les trasmite
conocimiento, sino que también les ayuda a esculpir sus vida, eres un ejemplo a
seguir y en muchas ocasiones hasta de admirar, la que los educa, pero también
los forma y les brinda ese amor que a muchos, por no decir que a la mayoría,
les falta. La que no juzga pero sí comprende, la que está ahí para tenderles
una mano.
Es duro, muy duro llegar a una aula y sentir que 4 años de teoría se quedan
cortos a la hora de llevarlos a la práctica, que muchos de los datos, métodos, técnicas
son una fantasía que en su momento pudieron ser válidos, pero que en la
comunidad escolar de hoy son pocas las que realmente funcionan. La impotencia
que se siente al ver que todos aquellos problemas que atormentan a mis enanos
es muy grande, la violencia intrafamiliar física y psicológica, la
desnutrición, la falta de valores, la ausencia de respeto por el prójimo,
proyectos de vida tan faltos de aspiraciones pero para ellos son lo máximo, la
falta de planificación y planeación familiar, la preocupación por el trabajo y
salir de ese mundo de falencias, según ellos a un mundo mucho mejor, la falta
de oportunidades, la castración de sus sueños e ideales que día a día van
desapareciendo y sobre todo ese pedir a gritos ser amados, comprendidos,
aceptados, valorados, escuchados y respetados.
Esa impotencia se compensa a la hora de llegar
a clase, donde ellos se sienten libres, sin represiones, sin ser coartados, sin
varios ojos vigilándolos, cuando algunos dicen “que buena clase la de hoy”,
cuando hay otros que dicen “cuando será que se acaba esta clase”, por ellos es
que cada día te exiges más, pero sin lugar a dudas hay muchos días en que las
cosas no salen como esperaba y lo único que se quiere es no volver, mandar todo
para la “mierda”,desistir y dejar todo así, pero también hay otros días en que
todo sale bien y no te cambias por nada y pensas que la docencia es lo mejor
del mundo. Lo que sí puedo asegurar es que siempre serán de altibajos, unos días
sí y unos días no.
Ser docente no es tan fácil como piensan
muchos, no es una profesión que te va a llenar los bolsillos, es una profesión
de mucho esfuerzo y de sacrificio, pero también es una profesión que te llenará
de grandes cosas que pesan más que el metal, como lo es la sonrisa de un enano,
el abraso de un enano, las gracias de un enano, el beso de un enano, la mirada
de enojo pasajero de un enano, las rabietas de un enano, las tristezas, las alegrías,
los sueños, las ilusiones, los días soleados y los días grises pero lindos,
todos aquellos momentos que esos enanos te hacen vivir y sentir intensamente,
solo ellos te los dan, porque solo esos enanos saben mostrarte el mundo real y
sentir que tú, su Blancanieves, junto con ellos, viven y aportan algo hermoso a
la sociedad pese a todos sus desagravios y que sea como sea, son momentos que
nunca se olvidarán
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