sábado, 4 de diciembre de 2010

0 RESEÑA HISTÓRICA DE LOS RELOJES EN PUEBLORRICO

Fotografía: Diana María Agudelo


“Quien quiere construir una torre muy alta debe dedicar tiempo a los cimientos”

Por: Nelson Vallejo

El reloj de campana que llegó a la población fue traído a la población por el Presbítero Juan Crisóstomo Ospina Londoño y el que fuera construido el Municipio de Caldas Antioquia por el mecánico de descendencia Italiana Pedro Velilla. Este reloj fue inicialmente instalado en la torre del segundo templo construido en la población. Este reloj funcionó ininterrumpidamente desde el año 1913 hasta el sábado 03 de Abril del 2010.

 El 27 de Marzo del 2010, sábado antes del domingo de ramos falleció el eminente mecánico Señor Juan Bautista Soto Zuleta; Hombre cívico que dedicó 40 años de su vida en dar mantenimiento y hacer que el reloj siempre estuviera dando la hora precisa.

 Como lo manifesté anteriormente, una semana después de su muerte, el reloj dejó de funcionar y así se mantuvo hasta el día 23 de Junio de 2010, cuando el relojero Señor Luis Carlos Cano quien es oriundo de Támesis, Antioquia nuevamente y después de cambiarle algunas piezas le dio funcionamiento.

Es de resaltar que durante 97 años el reloj nunca tubo fallas ni se le cambiaron piezas hasta la muerte del mencionado mecánico el Señor Soto Zuleta. Los arreglos tuvieron un costo de 6.000.000 millones de pesos los cuales le tocó cancelar al segundo cura párroco de siglo XX, Presbítero Francisco Alberto Vargas Raigoza.

Ahora bien, quien fue el que primero trajo los relojes de bolsillo fue el Señor Julio Restrepo quien de paso fue nombrado uno de los primero Concejales de la población en 1911.

Como dije anteriormente, este personaje fue el que trajo los primeros relojes de bolsillo que se conocieron por estos andurriales. Se supone que hasta entonces, las gentes para calcular la hora, se valdrían de los “cuadrantes” de marras, que consistían en acomodaren mirando hacia el Oriente y colocando de filo la mano diestra sobre la siniestra, y, según la sombra proyectada, adivinarla con el equívoco de algunos minutos. O bien, para estar más seguros, ir hasta el parque hasta donde hace mucho tiempo existió un auténtico, “reloj de sol”, que ignoramos en que museo debe estar.

Los relojes de bolsillos a que vengo haciendo referencia se usaron durante muchísimos años y fueron prenda de extinción, ya que su costo y escases no estaban al alcance de todos los bolsillos. El modo de usar dichos adminículos era muy “sui generis”.

El propietario, por general, lo cargaba en el bolsillo inferior del chaleco, agarrado con una gruesa cadena de oro macizo llamada “Leontina”, que le cruzaba hasta el otro extremo de la pieza de vestir, rubricándole la panza oligárquica de comerciante, prestamista, o Presbíteros como lo podemos apreciar en algunas de las fotos que algunas se conservan dentro de esta misma obra de estos personajes de los primeros años del siglo XX… Hoy, las cosas y la moda han variado literalmente ; El reloj de bolsillo pasó a mejor vida y ya no se estila si no “el reloj de puso”, muy bello, muy cómodo de llevar y a la vez de uso común, sirve de “carnada” para arrancadores, atracadores y gamines…Y, que no decirlo ¿…? De prenderos y reducidores.

A este mismo Señor, Julio Restrepo, se le tiene también como quien introdujo a la población el primer paraguas, confeccionado con “barba de ballena”, que se conoció en toda la ´provincia Antioqueña y lo cuales eran traídos y exportados de la muy lejana Europa. Antes si existían esos exóticos adminículos pero según las crónicas de la época “eran de feo que pueda haber”. Y según estas mismas broncas las describe así:” Eran de caña –brava o madera, forrados en lienzo. Las gentes de alguna alcurnia los hacían forrar en telas finas, especialmente en una llamada “Angaripola”, pero siempre sobre los mismo ordinarios armazones”.

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